El arte, la literatura y la filosofía son los aportes con los cuales se reconoce a Grecia antigua. Sin embargo, esta civilización también realizó contribuciones en el campo de la ingeniería civil. Aunque es común asociar Grecia antigua con los templos de grandes columnas y vigas como los que se encuentran en la Acrópolis, la roca plana que domina la ciudad de Atenas, la contribución griega más importante en la ingeniería civil se encuentra en el tema de puertos y túneles.
La región griega es altamente montañosa y cuenta con una gran cantidad de islas en el mar Mediterráneo. Para facilitar la comunicación, los griegos utilizaron el mar como medio de transporte, razón por la cual fueron los primeros grandes constructores de puertos. Un ejemplo de su alto conocimiento ingenieril fue un rompeolas de 365 metros de longitud construido para proteger el puerto de Samos.
La estructura del rompeolas es la primera construcción conocida como un puerto artificial. Y ¿Quién no ha oído hablar del Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo? El Faro de 110 metros de altura y construido aproximadamente en el año 300 a. C es una obra debida al interés de los griegos en la navegación.
Pero el aporte más importante de los griegos a la ingeniería civil se encuentra en la construcción de un túnel de un kilómetro de longitud y de sección cuadrada de 1.7 metros, que atraviesa una colina de 275 metros. El túnel fue construido en el siglo VI para suministrar agua a la ciudad de Samos, capital de la isla del mismo nombre. La construcción estuvo a cargo del ingeniero Eupalinos y la excavación se realizó a través de piedra caliza sólida utilizando herramientas manuales; se desconocen los métodos topográficos utilizados para determinar la dirección del túnel.
El túnel de Samos se considera como la mayor obra de la ingeniería antigua. Eupalinos pasó a la historia como el primer ingeniero hidráulico de cuyo nombre se tiene registro.
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